domingo, 31 de marzo de 2013

La lógica en tiempos del cólera


La lógica en tiempos del cólera
¿Y si las decisiones políticas fueran simplemente un error de lógica?




Razonamientos polacos
El polaco Adam Przeworski acuñó la definición más contundente de democracia de todos los tiempos cuando dijo que ésta era “la institucionalización de la incertidumbre”. Es de esos teóricos polacos que nadie los entiende y son considerados viejos locos hasta que alguien los traduce a otro idioma, aunque sea al español, y quizá por eso, al polaco Zamenhoff le dio por inventar el esperanto. Tal vez por eso somos tan católicos, todo lo que sabemos de Polonia es que Hitler la invadió y que regaló al mundo un papa, que fue por cierto como una papa caliente que ayudó a que en este mundo ya sólo exista un polo, no sabemos si el positivo o el negativo, pero sólo uno quedó, y por eso aquí, ya no se mueven más cierto tipo de brújulas. Hasta podría sugerirnos que la palabra Polonia venga de “polo”, lo cual parecería una idea muy del polaco Copernico, o bien de “polémica”, pero no, tampoco. La cuestión aquí, es que la definición dada al principio va de acuerdo a la historia de un país que ha tenido prácticamente todos los sistemas de gobierno conocidos a lo largo de sus mil años de historia.

Prseworsky lo que descubrió es que las elecciones eran encrucijadas en ciertos momentos, que ponían entre la espada y la pared a los pobres electores que tenían aspiraciones socialistas y que finalmente al aceptar elegir, terminaban paradójicamente aceptando que no podían elegir el socialismo. Una paradoja contundente pero cierta, primero en Europa y luego en América Latina.  La situación genera tantos encontrones que finalmente el voto acaba siendo casi un hecho aleatorio. Así, el ejercicio democrático equivale aparentemente a echar un volado. Los grandes teóricos no son tan finos como parecen, normalmente se mueven en manadas y Prseworski tenía una banda, casi un sindicato, llamado Grupo de Septiembre, donde destacaba Jon Elster que no era polaco, pero tampoco poco. La cosa es que a este pequeño grupo se le ocurrió decir que las cosas no eran como se habían  entendido hasta entonces, que nada de que la sociedad determina al individuo, sino que al revés. La suma de individuos constituyen la sociedad, y en los individuos existen hechos de decisión aleatoria que no son razonados ni basados en información suficiente. En un santiamén mandaron a freír espárragos a todo el estructural funcionalismo, darwinismo social y todo lo semejante y destacaron la importancia del individuo en la teoría de la decisión racional aplicando la teoría de juegos para defender la parte no religiosa del marxismo. Con esto se decía que las decisiones colectivas eran la suma de las decisiones individuales y no al revés. Dentro del cajón de sastre de esta banda está la célebre paradoja del prisionero, la cual dice que si hay dos prisioneros A y B, el resultado judicial dependerá de sus declaraciones. Si A culpa a B, o B a A, ambos resultan responsables. Pero si ninguno culpa al otro los dos saldrán libres. Socialmente esta última solución es la más efectiva pero casi nunca ocurre pues la gente ve por su propio beneficio.

Los prisioneros de la paradoja no tienen información de las consecuencias de sus decisiones, entonces sus elecciones resultan prácticamente aleatorias con lo cual no sumarán al bien común. En esto puede resultar es la democracia, decisiones aleatorias que se nos presentan como si fueran razonadas, por eso son la institucionalización de la incertidumbre. En árabe Azhar y Azar son la misma cosa. El azar es una flor. Las personas no votan necesariamente por quien les convenga, sino que votan emocionalmente, basadas en la escasa información que les presenta. Y el conducto por el que fluye la información normalmente el día de hoy es por televisión. Los electores son prisioneros de las malas decisiones tomadas colectivamente, pues cada uno vota por su propio bien, sin entender que si todos votaran por el bien del otro, todos saldrían beneficiados.

Falacias Homo videns
Ya Sartori ha examinado que el fenómeno de la televisión es parte de una evolución a un ser humano en el que las imágenes son cruciales en su conducta que lo llevan hacia un homo videns. Básicamente la televisión, y la prensa amarilla, se encargan de tergiversar la lógica. Toda la percepción política de los ciudadanos homovidens, se basa en la destrucción sistemática que hace “la crítica política” a la lógica, no a la lógica política, sino a la lógica pura. Eso es la propaganda, un razonamiento sustraído de su lógica. La transgresión a la lógica es la base de la propaganda televisiva. En el derecho civil se define el concepto de “dolo bueno” al dolo propagandístico. Las falacias no están penadas por la ley. Son eficientes pues son simples y rápidas y con pretexto de que el tiempo en televisión es caro, en un minuto pueden convencer al incauto. La fuerza de la televisión se basa en que a veces es más fácil comprender un razonamiento falaz que uno de construcción lógica impecable. Las discusiones políticas normalmente van empañadas por falacias lógicas, esta clase de razonamientos son construcciones lógicas equivocadas con vicios de razonamiento. Los teóricos de la argumentación lógica las han examinado y clasificado y en cada momento vemos como se aplican en la mercadotecnia electoral de todos los colores. Veamos algunas.


Falacia ad baculum o si llega al poder pierdes tu empleo
O razonamiento por la fuerza, es el que aplican a veces en las oficinas de gobierno de cualquier nivel o partido, o en organizaciones diversas donde apelando a lo físico o lo moral, se establece el miedo a la desobediencia electoral porque de desobedecer ya no recibirá algún beneficio, considerando el mismo trabajo como un beneficio y no un acuerdo económico.

Falacia de circulo in probando o gracias al partido está en el poder el partido
Perogruyada, petición de principio o falacia cartesiana. Es muy socorrida por la propaganda política. Consiste en demostrar algo con su misma consecuencia. Por ejemplo, si digo que votar por el partido A es lo mejor porque ha habido alternancia política, es una petición de principio pues está dicho partido precisamente porque ha habido esa alternancia.

Falacia ad consequentiam o “es un peligro”
Es la falacia que consiste en atribuir consecuencias a un razonamiento de elección. A la elección de un voto se le contrapone que consecuencias podría tener que ganará la persona por la que se vota. Al elector se le impide razonar que todo encierra un peligro, incluso (y a veces sobretodo) las decisiones correctas.

Falacia ecológica o en Méjico subió el ingreso durante el gobierno de X o Y
No tiene nada que ver con la ecología biológica, también se llama falacia por división. En términos técnicos, es la asignación del promedio a los distintos grupos que componen el total sin considerar el tamaño de las desviaciones. Ocurre cuando tratamos de asignar por ejemplo el promedio del ingreso a toda la población, sin considerar que subió el ingreso de unas cuantas personas estrepitósamente e incluso disminuyó el de un gran grupo pero en promedio se obtuvieron mejoras. El discurso de los políticos está lleno de estas falacias.

Falacia ad hominem o el otro era priísta (o cualquier otra asignación)
Es la más famosa de todas, consiste en descalificar al debatiente sin atender al argumento. Así, si un candidato dice basado en argumentos económicos que propone un tren que vaya de Yucatán a Tijuana. Pueden decir que el pertencía a las juventudes priístas, o hitlerianas o que es del muro, etc.  Al descalificar su comportamiento logran descalificar de modo muy económico cualquiera de sus razonamientos siendo que el comportamiento y el razonamiento deberían ser independientes para el observador (y no para el razonante).

Falacia ad ignoantum o nadie ha demostrado eso
Utiliza el hecho de que a falta de datos para negar algo se debe dar por verdadero. Por ejemplo, si existe la acusación grave a un candidato en vez de recurrir a argumentos legales, se sostiene que no está demostrado porque no ha ocurrido ningún hecho relacionado con la verdad de ese argumento, sin considerar que muchas veces los políticos controlan el “flujo de la verdad”.

Falacia ad populum o el 101% prefiere a X o Y
Se utiliza la opinión de las personas como argumento. Además la opinión puede ser cierta o no. Entran en este tipo de falacias aquellas que dicen que cierto grupo está muy contento con el desempeño de X o Y en tal puesto, como si un gobernante tuviera por propósito dejar contento a un grupo y no a todo un pueblo.

Falacia post hoc o ya ven que con el gobierno de X o Y el cambio climáticos se ha acrecentado
Esta falacia consiste en asignar a fenómenos que tienen el mismo movimiento variacional una causa efecto pero que no guardan relación entre sí sino con un tercer factor. Esta falacia es de las favoritas de la televisión pues con un poco de ingenio por el usuario de la misma, puede incluso, pasar por científica. En estadística a esto se le llama relación espuria. Los estadisticos buscan no aplicarla, pero los estadistas hacen lo contrario. Por ejemplo, es muy fácil asignar a un gobierno de un periodo que equivale con el cambio climático los cambios en la agricultura, cuando esos cambios hubieran ocurrido independientemente del hecho pues dependen de un fenómeno global.

Falacia tu quoque o ellos también roban ligas.
La persona que hace el razonamiento indica que su oponente también hace lo que critica. Esta es una de las falacias favoritas de la televisión que al decir que los candidatos son iguales, realmente lo que dicen es que el candidato ofrecido no es peor a los otros pues el otro hace las mismas cosas “inadecuadas” que se le pueden endilgar al ofrecido. La presentación de los famosos casos de corrupción videada que hicieron caer a políticos inmaduros son son parte de esta argucia. El público asimila la falacia concediendo que robar cualquier cantidad es igual.

Falacia de suma cero o si le siguen dando subsidio a los viejos se van a acabar el dinero
Una falacia muy común en la economía es la de suma cero donde se nos dice que el total de una variable permanece constante. Quizá sea una ampliación de la ley de la conservación de la masa pero que no necesariamente aplica en la economía. Por ejemplo, ser enemigo del subsidio implica la creencia de que ese dinero debería dedicarse a cosas “productivas” sin considerar que ese dinero regresa a la economía y sólo representa una reasignación, no la creación de dinero.

Falacia ad verecundiam o el FMI dice que esas políticas son incorrectas
Este es el conocido argumento de autoridad que se usa cuando a falta de argumentos lógicos simplemente se cita una conclusión supuestamente autorizada pero quitándole el razonamiento que la produjo –si es que hay alguno- y por el prestigio de la persona que lo dice se da por cierta. Como cuando se cita a organizaciones de empresarios, líderes de opinión, instituciones, científicos o revistas que han dado alguna opinión del estigmatizado, pero al quitar el argumento lo más probable es que se descontextualice.

Hay decenas más de ejemplos de distintos tipos de falacias que usan contra sus oponentes, los políticos de todos los niveles y todos los colores, quienes buscando formas enganchar que sean económicas para el cerebro del público los llevan a dañar la lógica. La ventaja que obtienen es que si bien plasmar una falacia es muy simple y se puede llevar visualmente o por razonamientos muy básicos que tienen a hacer los comentaristas de televisión, deshacerla es un proceso complejo que requiere análisis, discusión y polémica, lo cual no harán todos los electores, quedando así una huella permanente y dejando que gane el que más posibilidades tiene de filtrar falacias.

Epidemia de ilógica
El razonamiento falaz tiene la particularidad de que es epidémico y esto le quita un poco lo azaroso. Como el razonamiento falaz es muy fácil de digerir causa un efecto placentero en quien lo recibe. Es el clásico “ah, ya entendí porque” o “oh, que interesante”, aunque realmente vaya inmiscuido un pensamiento que ni entiende y ni siquiera es interesante. Entonces estas falacias van llenando vacíos mentales en la gente y actúan como líquidos llenando vasos. Cada espacio carente de razonamiento en la mente, busca ser llenado con algo aunque sea falaz.

Por eso la televisión nos gobierna y la democracia estaría instaurada una vez que se le regresara a la lógica su imperio.

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