domingo, 2 de enero de 2011

Yo jaquié a Mr Stern Howkings


Perdí una apuesta y en pago debo publicar mi mayor secreto. Afortunadamente, nunca quedó establecido ante mis acreedores de dicho endoso, donde debía divulgarlo, así que me di a la tarea de cumplir políticamente, es decir, brincarme la obligación a modo de cumplirla sin cumplirla. Para esa antagónica labor, busqué en la red, por una serie de artilugios informáticos, la página menos visitada y encontré ésta. Así que he decidido contar mi secreto en este íntimo lugar, lo que equivale a gritar lo ocurrido en el mismísimo desierto o bien decirlo en voz baja mientras derramo un suave pedo sentado en el inodoro, borrándose así el efecto de mi pago. Pagar sin gasto alguno. Ese es el truco de la sobrevivencia en el capitalismo voraz. El truco no ha sido bien visto por mis acreedores, pero están conscientes que aún siendo éste, un as bajo la manga, se trata de un as legítimo. Un haz de luz. Tampoco se especificó el idioma en que debía publicarlo, por lo que elijo un idioma menos recurrido que el inglés, no obstante que los hechos hayan ocurrido en país sajón, y así tendrá aún menos efecto mi confesión.

Queda entonces claro, que lo que he de contar realmente ha ocurrido. Y esto lo digo no como la introducción natural a todo cuento escrito por aficionados, sino que la mención de dicha precisión constituía uno de los puntos del contrato verbal con mis acreedores. Pensaron que con ella me quitarían todo as bajo la manga, todo truco para contar sin contar, toda política viable, pero la política nunca muere. Pues entonces, sigo contando sin contar todo lo ocurrido. Por seguridad propia y de todos los involucrados en los hechos, decidí y se me permitió, usar nombres falsos y quizá lugares también, siempre y cuando fueran fonéticamente bastante aproximados. No me parece mal, considerando que están dados en un lugar lo suficientemente solitario. Aquí entra la noción de relatividad general, y lo que para mi es aproximado, quizá para otro no.

Tengo derecho también, como parte del contrato de apuesta, a brindar algunos antecedentes que me permitan dar mayor luz sobre lo ocurrido, y como parte de éstos, anotaré dos cosas:

1. Uno, que la crisis -ese fenómeno nombrado con una palabra que en su ineludible plural se autodefine-, siempre golpea más al inmigrado que al nativo, más al moreno que al blanco y más al chaparro que al alto. Las minorías siempre son afectadas por los principios básicos del capitalismo, como ya he mencionado, voraz… esquema socioeconómico que no funciona con los engranes de la aritmética escolar y que demanda una lógica propia. Cuando uno no es de una minoría, si no de varias, se da una situación de ser multiminoritario. Uno piensa que, siguiendo los principios básicos de la aritmética y el cálculo, si una minoría a la que uno pertenece constituye el 10 por ciento de la población, y uno es de 10 minorías equivalentes en importancia, pues ya pertenece al 100% de la población y por lo tanto forma parte no sólo de la minoría sino de la mayoría. Ese es el principio de adición minoritaria que según el principio general de Sören Pacheco (un amigo personal mío) no es válido. El sostiene que lo que se cumple es la lógica de los componentes principales, cuya técnica no expondré por escapar a los objetivos de esta confesión pero la dejaré investigar como ejercicio a mis lectores, que al fin no existen, debido al truco que ya mencioné, y que en tal sentido me lo he mencionado sólo a mi. Ah que lío. En resumen y a modo de ejemplo, significa que el indio pobre, que es parte del 10% de la minoría de indios y del 10% de la minoría de pobres, no forma parte del 20% (10%+10%) sino sólo del 10% pues todos los indios son pobres. Desgraciadamente mi propio principio general pasa a demostrar que el principio de Sören Pacheco también es falso. Resulta que si soy indio pobre, pasó a ser del 1%, pero si soy pobre paso a ser de 99%. La demostración es compleja pero fácil de resolver experimentalmente, como también tuve oportunidad de demostrar en alguna ocasión. Aquí entre nos, como confesión adicional, esto son puras sumas y restas.

Todo lo anterior lo menciono para indicar que toy jodido; que estudié computación porque me prometieron en el cartel del metro del Instituto Educacional Bit, que si hacía esa carrera técnica tendría mujeres y alcohol; que conocí el filete a los 25 años de edad y el vino a los 28. Mmm ella vino a los 35… En el alcohol no me fallaron, pero en cuanto a mujeres, las únicas que tuve fueron mis hermanas cuando llegaron de Sihuatlán a Londres a pasar una navidad con la ilusión de "ver nevar", porque tampoco pudieron obtener trabajo como sirvientas en las casas de los rancheros de Florida; les decían que para sirvientas estaban muy desconfiantemente guapas y para secretarias estaban muy desconfiantemente feas. En la escuela me enseñaron Guord, Ecsel, PoguerPoint y otros. Logré ser el mejor alumno a tal grado que logré escribir sin ver las teclas. Curiosamente no ver las teclas me permitía verle las tetas a Prosve, la secretaria más tetona pero más rara que existe. Ese nombre no era apodo, era verdadero, se lo pusieron porque sus padres querían que llevara algo de la abuela y algo del abuelo. ProsVe. El Pros, porque el abuelo murió de cáncer de próstata y el Ve, porque la abuela murió de cáncer de vejiga. Es verídico, pero que importa en estos tiempos cuando ya nadie cree nada. Tras verle las tetas a Prosve durante un año, aceptó hacer el amor conmigo. Ella me enseñó cosas pero nunca la convencí como amante. Ni siquiera porque fui siempre un alumno brillante. Tanto que cuando fue la clausura de cursos en mi escuela Bit, el director durante la cena se refirió a mí, como el alumno más avanzado en 7 generaciones. Y que además, los profesores me preguntaban sobre temas en los que no se consideraban capacitados. Las cosas que me enseñaban ahí no alcanzaban para mi mente brillante. Me metí a los libros y aprendí a hacer varios trucos informáticos. Antes de terminar mis estudios un banco me contrató, pero con lo que me pagaba no me alcanzaba ni para el transporte. A los 12 meses de entrar al curso acabé mi carrera de Técnico en Cómputo empresarial y me dije, no me he fletado estudiando toda la vida de un año para esto, tengo que ir al progreso. No voy a hacer jardinería ni lavaré autos. Fue cuando entré a trabajar a Central de Enmiendas, empresa dedicada al trámite de documentos de todo tipo. Ahí fue donde conocí a Prosve. Cuando me decepcioné de ella, pensé en emigrar. Era una decisión difícil. Cuando no sabía que hacer, consultaba a mi títere de la Rana René. Decidí emigrar. Posteriormente entendí que preguntar a la Rana quizá no era la mejor solución en un momento de inceridumbre, por lo que comencé a utilizar el llamado método dialéctico, cambie a la rana por Beto y Enrique, ellos hacían discusiones y mediante esta forma era posible ver las ventajas y desventajas de cada decisión, pero eso es parte de otra historia. El caso es que le cambié a mi jefe el servicio de trámite pasaportuario a los Estados Unidos a cambio de no demandarlo laboralmente. Aceptó. Más vale un mal arreglo que un buen pleito, dijo. Pero ya mencionaré esto más adelante. Vamos por partes.

2. El segundo punto que debo aclarar es que mi idea de Dios sigue siendo la misma que cuando tuve la oportunidad con mis conocimientos, de cambiar por unos segundos el rumbo de la historia. Las sectas pueden llevarte a hacer cosas que nunca imaginaste realizar. Cuando decidí que no viviría en el imperio, tuve que vender mi alma al diablo. Pero se la vendí muy rápido. Vi montones de jardineros haciendo fila para que les dieran trabajo. Dije, haré fila para que me regalen, hasta para robar, pero para trabajar, eso sí no. Así que me dije, diablo, si me sacas de esto te ofrezco mi alma. Y apareció Juan-el-que-me-dio-el-Herlad. Se me hizo rara tanta oportunidad. Luego, a cambio de ser auxiliado con mi viaje a Reino Unido del que hablaré más adelante, tuve que prometer hacer algo por la sociedad. No por la sociedad en su conjunto, sino por la Sociedad de Encuentros Inter Espaciales. Sí. Sí.

***

Llegué a los Estados Unidos con un billete de 100 dólares mojado, para que pesara más, y ahora, mando eso pero diario a mi señora madre en el estado de Chiapas Méjico por Western Union. No, no me pagaron por mencionar la marca. Eso sería muy pero muy burdo. Aparte, a mi madre, la he logrado sacar de 27 minorías distintas y pasarla a la única minoría que cuenta, la de los adinerados. Pero eso llevó tiempo, paciencia y esfuerzo. La razón de mencionar la marca, quizá lo descubra el lector por el mismo, y quizá no, en cuyo caso no podrá saberlo pero también es un dato sin importancia. El caso es que antes de llegar a los EU llegué a Mérida el 4 de febrero de algún año. No tengo buena memoria, pero lo recuerdo porque era el día internacional de lucha contra el cáncer. Me las arreglé para cruzar el mar y llegar a Cuba hasta el 17 de Abril, lo recuerdo porque era el día internacional de la lucha campesina. Pensé que ahí podría trabajar unos meses, pero en ese país aguanté tres horas. Una hora la toleré gracias a que una negra bien forrada me permitió verle las nalgas durante ese lapso a cambio de 1 dólar. Otra hora la soporté porque me dejó verle los pechos por otro dólar. Me dijo que por 5 dólares podía verla todo el día, por 7 todo el día todo el cuerpo, por 8 todo el día todo el cuerpo y sin ropa, y por 10, quedarme la noche con ella. Por 20 la oferta resultaba inimaginable, como inimaginables eran para ella los 20 dólares. Pero yo no era rico y debía administrar bien mis recursos. Después de todo, era el día de la lucha campesina. Tomé un lanchón y llegué a Florida donde decidí trabajar o robar sólo por un tiempo, lo que ocurriera primero. Pero no se dio ninguna de las dos posibilidades. Desde el día que llegué, me dio lástima ese país. El chiste era progresar, no empeorar.

El día que arribé, justo en la hora, en el minuto o en el segundo quizá, llegó al mismo tiempo, a la península de Florida, un objeto volador no identificado. Muchos de mis compañeros de lancha decían que iba a Cabo Cañaveral, otros que era contratado por la CIA para extraer mercurio para construir termómetros intergalácticos. Y otros más sostenían que iba hasta Chiapas por uranio. Yo les dije que no mamaran. Llegaron varios investigadores, todos con gran cantidad de equipos de video y sonido. Alguien mencionó que los extraterrestres no existían. Llegó un tipo como de la nada que decía llamarse Juan que mostró un ejemplar de The Herald:

“Sostiene el Dr. Stern Howkings que los extraterrestres si pueden existir. Recomienda el científico que si logra alguien establecer contacto con ellos, mejor no lo haga porque quien sabe que intereses puedan tener. Londres. El científico inglés Stern Howkings aseveró esta mañana que es perfectamente viable la existencia de vidas extraterrestres...”.

Varios se intercambiaban el periódico y hacían un pequeño debate acerca de la situación. En ese momento yo comencé a creer en los extraterrestres pues el hecho de que Stern Howkings lo dijera desde Londres, era garantía de ello. La clave de la nota era el lugar de donde salía. Cualquiera puede decir cualquier cosa, pero no desde Londres. Eso es diferente. Por poner sólo un ejemplo, cualquiera puede decir "tengo frío", pero decirlo desde Londres es otra cosa. Razoné de una manera muy simple, este científico hace un gran esfuerzo y gasto de energía para expresar cualquier cuestión, utiliza una especie de palanca para realizar cualquier movimiento debido a su enfermedad, así que, no va a estar gastando su tiempo y energía en tratar de sorprender a nadie. Si a eso le añadimos su autoridad moral y que es el hombre más inteligente sobre la tierra, no queda duda de nada. En ese momento creí en los ovnis. Luego me acordé de la negra, y luego de Prosve. Conté mi dinero y pensé que cualquier cantidad en cualquier cosa sería ahora desperdiciada si la pude haber invertido en verle las nalgas a la negra. Una hora las nalgas y una hora los pechos, una hora las nalgas y una hora los pechos. Así hasta el fin de la eternidad aunque significara mucho dinero. Quizá por ese contacto tan cercano con los ovnis, fue que tuve tanto éxito profesional. Ese hombre que dijo llamarse Juan y que me mostró el Herald, me dio su tarjeta. Yo la tomé. Me dijo que era una persona muy influyente. Le dije que entonces le llamaría. Cumplí mi promesa. Le propuse que si me ayudaba a irme a Londres yo le pagaría con creces. Me ayudó y me fui a la capital británica. Comencé a pensar que quizá Juan era extraterrestre. Lo hizo tan fácil, tan natural.

Ahí estaba residiendo Stern Howkings. Seguí estudiando su vida y obra. Me interesó mucho el caso. Todos sus juicios me sorprendían enormemente. Juan-el-que-me-dio-el-Herald me ayudó a mudarne cerca de la casa del profesor, en la Universidad de Cambridge. Le volví a marcar a José para pedirle que se las arreglara para que me aceptaran a trabajar en la universidad del Señor Stern. Lo hizo. Le dije que le pagaría con creces. Me prometió cobrarme. Me obsesioné a tal grado que investigue a fondo su forma de comunicación. Con una sola palanquita movida por su boca podía hacer todo. Es increíble la vida, algunos con un movimiento de lengua pueden mover el mundo, y algunos moviendo el mundo no pueden mover la lengua. De internet bajé documentación sobre el sistema que utilizaba en aquel entonces para comunicar sus descubrimientos. Luego analice planos y el sistema en general. Ya sólo tenía que obtener su clave de Internet. Eso fue fácil, lo miré desde mi ventana. Dos a la derecha, dos a la izquierda, una a la derecha, uno abajo y uno a la derecha, dos arriba. Osea 66545239. Ahora la clave era tomar posesión de su sistema.

Me aceptaron en el departamento de Computo científico. Sólo les di mi diploma del Instituto Bit, todo mojado por el viaje en lancha, no me pusieron peros. Comprobé entonces que quizá sí, en efecto, Juan, podía ser un extraterrestre. Mi departamento estaba muy cerca del cubículo del profesor Howkings. Ya con la clave me las ingenié para jaquearle su computadora y primero poder leer todas las maravillas que creaba. Fui la persona más feliz del mundo todo el tiempo que tuve acceso a esa maravillosa máquina llena de verdades, que yo no entendía, pero el simple hecho de estar frente a la verdad, es un acto solemne. Entendí también que su vida estaba totalmente dependiente de su computadora a la cual estaba enlazado su micrófono, su silla de ruedas, y hasta su refrigerador y horno de microndas. Tenía un pequeño truco, sólo había reemplazado sus funciones por las del procesador. La misión sería un éxito, tomaría las riendas de su vida. Tuve el desatino de comentar esto con miembros de la Sociedad Secreta de Encuentros Interespaciales, pues la gente ve burro y quiere viaje.

Tres días después me llegó un mail de la Sociedad. Era el momento del cobro. El vaticano había estado molestándolos últimamente, prohibiendo a sus fieles creer en los ovnis. Algunos de sus adeptos se habían marchado. Otros habían pedido que no se mencionara que ahí estaban. Las deudas de honor se pagan con sangre.

Para poder hacer lo que me pedían tuve que tomar el poder formalmente del Profesor Stern Howkings por medio de su computadora. Antes le mandé un mensaje de prueba:

- Hola hola

El escribió rápidamente y la computadora dijo. “¿Yo dije hola?”

- Así es profesor –vió en su pantalla

Desde ese momento entendió que estaba siendo intervenido. Comencé a tomar dominio de su refrigerador, su iluminación, su horno de microndas, sus mails, y luego, de él mismo, de su voz que era elevada por medio de un dispositivo conectado en su garganta, se iba a la computadora y esta lo decodificaba y transmitía un sonido limpio que salía por una bocina. Cuando sólo estaba con él, dejaba que se comunicara conmigo, cuando había alguien más, yo tomaba el control absoluto. Nadie podía saber que lo que el dijera era gobernado remotamente.

- Este fucking saco tiene un hoyo negro y hoy daré una conferencia

Si pensé que ya conocía todo del profesor, estaba totalmente equivocado. Lo mejor de él, fue su reacción ante la vida. Al ver que estaba gobernado no hizo ningún gesto de desesperación ni de odio. Quizá solo pensó que tenía un nuevo reto.

Mientras tanto, yo cité a una conferencia de prensa, bueno mejor dicho Stern Howings citó a la conferencia. En el sistema alterno que había construido, podía ver su cara de asombro cuando oía otras cosas que el nunca había dicho:

- Apreciados señores, citaré a una conferencia de prensa el día de mañana para hablar de algo primordial, de un descubrimiento impresionante, estén aquí puntuales a las cinco. No se trata de ningún hoyo negro.

Su asistente tomó nota y salió para mandar un boletín.

Stern Howking estaba muy extrañado y preguntó por medio del tablero

- ¿Que conferencia de prensa daré mañana?

- Bueno, es que dirá, o diré, o como se diga, que ha demostrado científicamente que Dios no existe

- Mmm, no suena mal

Nunca pensé que lo tomaría tan bien. Yo si podía leer en la computadora lo que el estaba diciendo. Como buen científico era un rebelde.

- No puede ser a las cinco, es la hora del te

Realmente es muy listo, lo que estaba analizando es si compartíamos nacionalidad. Traté de darle una explicación desde su mismo lugar:

- El te no me importa, soy un extraterrestre que te esta ocupando para ciertas diligencias fundamentales

Esto pareció tranquilizarse y ya dejó que se dijera cualquier cosa.

- Al menos no son de la oficina de impuestos, se les estaba ocurriendo cobrar por cada hoyo negro que descubriera, así que no he dado a conocer varios

- Siempre se las arreglan

Sin importar si era la hora del te o no, a las cinco estaban representantes de todos los medios de comunicación.

Comenzó su discurso, bueno, mi discurso, o mejor dicho aún, el discurso de la Sociedad Secreta de Encuentros Extraterrestres, en ese momento yo desconectaba toda posibilidad de que él interviniera y yo tomaba el control absoluto de su sistema. No fuera a estropear el plan.

- Queridos señores –dijo Howking, o sea yo- los reuno aquí, para darles a conocer un hecho científico invaluable, la demostración matemática y física, por primera vez en el mundo, de que Dios no existe, en breve comenzara a circularse por internet.

Todos los reporteros se levantaron y comenzaron a hacer preguntas desordenadas. Todos estaban impresionados. La conferencia comenzó a transmitirse. La productora de Los Simpson ordenó un capitulo adicional.

- Dios mío –dijo su asistente

- ¿No le estoy diciendo que no existe?

-Ese tono no es suyo profesor…

- No se contestan preguntas hoy –dijo el profesor, o sea yo

Luego lo llevé a su cuarto mediante el control de mando de la silla de ruedas. Luego dijo, o sea dije:

- Es hora de dormir, que mañana será un día agitado

- Por favor pida un guardia o vendrán los del Codigo da Vinci a asesinarme

A los pocos minutos llegaron literalmente miles de mails a su computadora provenientes de El Vaticano, de distintas embajadas y de centros de investigación.

“Muy Señor Nuestro Sir Howkings

No consideramos adecuada su involucramiento en el caso de la fe. Esperamos corrija esta situación.

Atte

Curia Romana Curitis Romis”

El revuelo en el mundo fue mayúsculo. El Herald publicó la nota. Una cosa es que cualquiera diga que Dios no existe, diario miles de locos dicen eso, y no pasa nada, pero que se diga desde Londres, eso es otra cosa. Hasta hoy siguen pidiendo que el científico se retracte de su posición, mismo a lo que me he negado.

He decidido que el profesor Howkings negocie con el Vaticano, he visto que a ratos se queda pensando como si realmente pudiera demostrar dichas aseveraciones. Yo me la paso platicando con el profesor sobre cosas de la vida, en vista que no puede entablar conmigo conversación científica alguna. Y nos quedamos pensando. Cualquiera puede pensar cualquier cosa, pero pensar en Londres, es otra cosa.

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